En el anterior post os estuve hablando de cómo seguir unas rutinas básicas y sencillas de conducta y alimentación para conseguir perder peso, pero, para ello, tan importante es la forma que tenemos de alimentarnos como compatibilizarlo con la práctica regular de ejercicio físico. Y es que podemos decir que el secreto para perder peso es combinar dieta y ejercicio físico regular.

¿Cómo lograr el objetivo?

No es necesario marcarnos dos horas diarias de gimnasio estricto para obtener beneficios. Debemos buscar siempre objetivos alcanzables. Como ya os comenté anteriormente, se trata de elegir un ejercicio sencillo, que se adapte a nuestra condición física y que podamos practicar todos los días sin que esto nos suponga un gran esfuerzo y abandono. Así, una de las soluciones más sencillas, prácticas, simples y cómodas de realizar, es la de salir a caminar. Es un ejercicio barato, de bajo impacto, para el que no se requiere ninguna habilidad especial y que se puede practicar prácticamente en cualquier momento y casi en cualquier lugar. Solo es necesario disponer del calzado adecuado para prevenir lesiones y ganas de mejorar.

La pérdida de masa muscular asociada a la edad y al sedentarismo predispone al aumento rápido de peso

Si no hacemos nada de ejercicio físico, aproximadamente a partir de los 30 años podemos comenzar a perder hasta un 5% de la masa muscular, la cual es sustituida por tejido graso que apenas necesita calorías para mantenerse. Esto se traduce en un enlentecimiento de nuestro metabolismo, un menor gasto calórico y, por tanto, mucha más facilidad para ganar peso. Efectos que se contrarrestarían con la práctica de ejercicio físico moderado de manea regular, como caminar .

30 minutos de marcha moderada ayudan a perder peso, reducen el riesgo de alzhéimer y previenen tumores como el de mama o la enfermedad cardiovascular

Aparte de quemar calorías, unas 250 Kcal/h a ritmo moderado y de incrementar nuestro gasto calórico, entre los beneficios que aporta caminar a diario, se encuentran:

• Disminución del riesgo de demencia.
• Disminución del colesterol, la tensión arterial y el riesgo de diabetes.
• Reducción del riesgo de cáncer y de enfermedad cardiovascular.
• Fortalecimiento de los huesos y articulaciones, disminuyendo el riesgo de fracturas.

Además, con la práctica de ejercicio físico se liberan endorfinas, como la serotonina, que producen bienestar, reducen la ansiedad y aumentan los niveles de energía, lo que ayuda a combatir el estrés y el ánimo deprimido. Lejos de verlo como una pérdida de tiempo, realizar una actividad física como caminar, nos proporcionará más energía que aumentará nuestro rendimiento a lo largo del día: lo afrontaremos con menos estrés, mejor humor y repercutirá en la calidad del sueño, que se hará más profundo y reparador. Vamos, que estaremos como nuevos al día siguiente.

Caminar es un ejercicio barato, sencillo y practicable casi en cualquier entorno

Lo bueno que tiene este ejercicio físico es que prácticamente lo puedes realizar en cualquier lugar. Puedes llevarte unas zapatillas al trabajo y volver a casa caminando a paso rápido o bajarte unas paradas antes del autobús o del tren o incluso aparcar el coche alejado de casa para recorrer la distancia que queda marchando a paso rápido. Sería recomendable un mínimo de 30 minutos diarios para obtener todos los beneficios del ejercicio cardiovascular, pero si no tenemos tiempo podemos hacer varias series de 10 minutos rápidos a lo largo del día. ¡La idea es movernos!

Recuerda que no se trata de ser Conan o Induráin, sino de movilizar nuestro cuerpo y mantener un mínimo tono de masa muscular. Ya lo dice el refranero popular, ¡POCO PLATO Y MUCHO ZAPATO!