Cuando la retención de líquidos es debida a una enfermedad suele ir acompañada de síntomas como la falta de aire

Son muchos los pacientes que muestran su preocupación a la hora de controlar y/o bajar de peso debido a la llamada retención de líquidos. Son bastantes las personas a las que les afecta y las causas son muchas y muy variadas.

El aumento de volumen en las piernas puede ser debido a trastornos vasculares y retención de líquidos, sobrepeso, linfedema o lipedema

Lo que quiero diferenciar a lo largo de este post es que, cuando la persona se refiere a retención de líquidos, este aumento de volumen puede corresponder a distintas causas y cada una tiene un origen y un tratamiento diferentes.

Cuando la retención de líquidos es debida a una enfermedad suele ir acompañada de síntomas como la falta de aire

La retención de líquidos es un aumento excesivo de líquidos en los tejidos corporales a consecuencia de un problema del sistema circulatorio, una insuficiencia cardíaca congestiva (el corazón no bombea correctamente la sangre) o un problema renal o hepático.

En la mayoría de estos casos, la retención de líquidos va acompañada de otros síntomas como falta de aire, cansancio, aumento del perímetro abdominal, disminución de la micción… que deben ser siempre valorados y tratados por un médico.

El nombre técnico sería el de EDEMA, que haría referencia al aumento de volumen en el líquido intersticial a consecuencia de una acumulación excesiva de líquidos en los tejidos.

Un signo claro de que el aumento de volumen en las piernas es de líquido y de que, por tanto, estamos ante un edema, consiste en presionar la piel firmemente con el dedo y, si notamos un hundimiento que permanece durante algunos minutos o segundos después de que hemos quitado el dedo, afirmaríamos que existe retención de líquidos y edema.

El calor, una alimentación rica en grasas, sal y azúcar, o la falta de ejercicio físico pueden producir retención de líquidos

Fuera de las causas patológicas, el aumento de líquidos en los miembros inferiores también se puede producir cuando estamos en las temporadas del año que aumenta más la temperatura, como en verano, ya que las venas se vasodilatan para disipar el calor corporal y por el efecto de la gravedad la sangre se acumula en las pantorrilas, o también como consecuencia del sedentarismo o una mala alimentación.

La falta de ejercicio, el sedentarismo y permanecer muchas horas de pie o sentados acaba debilitando las válvulas del sistema venoso de los miembros inferiores, que se vuelven insuficientes, se debilitan y por tanto se dificulta el retorno venoso de la sangre de las piernas al corazón.

También es bastante conocido que una alimentación en la que abunde la sal, azúcares refinados o las grasas (desde la sal común, snacks, dulces, comida precocinada a fiambres de consumo habitual como el jamón York, pan de molde, los comprimidos de caldo concentrado o los bricks de consomés ) también lo pueden producir. La sal, el azúcar o el sorbitol (presente en alimentos que dicen llamarse sin azúcares) atraen agua hacia los tejidos, y cuanto más se consuman, más agua tenderán a atraer.

Eliminar la sal de las comidas es la primera medida que debemos realizar si queremos disminuir la retención de líquidos pudiéndola sustituir por condimentos como el ajo, especias, limón, aceites aromatizados o el vinagre, que ayudarán a potenciar el sabor de los alimentos de manera natural.

Los músculos de las piernas al caminar refuerzan el sistema de válvulas venosas favoreciendo el retorno venoso y disminuyendo la retención de líquidos

Como os he comentado, la actividad física es fundamental. Cuando nos movemos, los músculos de las piernas se contraen y ejercen una suave presión sobre las venas, lo que facilita el retorno venoso hacia el corazón aliviando el cúmulo de líquidos de los miembros inferiores.

Es por ello que es tan importante tener un estilo de vida activo que ayude a fortalecer las válvulas del sistema venoso. Entre los ejercicios específicos más recomendados se encuentran caminar, ciclismo en un terreno llano, natación o ejercicios de tonificación como las sentadillas o subir y bajar de puntillas.

En ocasiones con los cambios en el estilo de vida, alimentación equilibrada y ejercicio regular, no es suficiente para aliviar los síntomas y el médico tiene que recomendar medicación específica (como los diuréticos) combinados a veces con medias de compresión.

Cuando la retención de líquidos es debido al líquido linfático se habla de linfedema

Otra enfermedad que también se manifiesta con retención de líquidos es el LINFEDEMA.  En esta enfermedad también se observa un aumento de volumen o hinchazón del tejido intersticial pero siendo, en este caso, por el acúmulo de líquidos del sistema linfático. La linfa es el líquido que discurre por los vasos de dicho sistema y está compuesta principalmente por los glóbulos blancos o células de la defensa, encargadas de proteger al cuerpo de los agentes patógenos.

El linfedema aparece en brazos y/o piernas y frecuentemente es secundario a tratamiento oncológico

La principal causa de esta hinchazón o linfedema es por agresión o bloqueo del sistema linfático y suele manifestarse principalmente en los brazos o en las piernas. Este daño puede ser producido por una infección, enfermedades hereditarias en las que los ganglios linfáticos o los vasos no se desarrollan normalmente, y principalmente por el cáncer, o secundario a los tratamientos que pueda tener asociados (debido a la formación de tejido cicatricial en la radioterapia o extirpación quirúrgica de los ganglios linfáticos).

También existe un linfedema de causa desconocida. La hinchazón que se produce puede ser prácticamente inapreciable o producir un aumento considerable de la pierna o el brazo en el que se desarrolla y, a diferencia del edema, afecta únicamente a un brazo o a una pierna y no de manera bilateral. Así, los síntomas pueden pasar desapercibidos si el aumento de la hinchazón es pequeño o dificultar notablemente la movilidad de las extremidades en el caso de alcanzar grandes tamaños.

El tratamiento del linfedema es fundamentalmente sintomático y debe ser prescrito por profesionales cualificados

En cuanto al tratamiento, el linfedema no tiene cura, y las medidas van encaminadas a aliviar los síntomas, el dolor, y disminuir la inflamación. Así, se recomiendan ejercicios suaves, que generen una leve contracción del músculo del brazo o de la pierna afecto y que deben ser recomendados por terapeutas certificados en linfedema, vendas o prendas de compresión, compresión neumática, masajes de drenaje linfático (siempre realizados por expertos) , combinación de tratamientos…

En cuanto a la alimentación debe ser completa y variada, potenciando los alimentos frescos y evitando la comida preparada, procesada y rica en grasas y en azúcares refinados. Como en el caso del edema, hay que reducir al máximo el consumo de sal y beber abundante agua salvo que exista alguna contraindicación.

Aunque la composición del linfedema sea la de un líquido rico en proteínas, no se deben eliminar las proteínas de la dieta ya que esto agravaría el problema. Lo que hay que hacer es reducir las de origen animal y aumentar las proteínas de origen vegetal y sus combinaciones como el arroz con legumbres o la quinoa con lentejas. Pero sin dejar de tomar pescados y carnes magras, al menos 4 veces por semana y al menos dos días que sean de pescado azul. Es bueno tomar todas las verduras, especialmente las crucíferas como la coliflor, brócoli, col rizada, coles de Bruselas… , frutos secos o semillas ya que contienen en mayor cantidad el mineral azufre que mejora la calidad del colágeno. Los cereales integrales, la avena, los cítricos, el plátano o el maíz, son ricos en silicio y ayudan a disminuir la aparición de fibrosis en el linfedema.

En el lipedema se produce una acumulación de grasa en zonas localizadas

Otra de las causas de aumento de tamaño de las piernas, pero como en el caso del linfedema, también puede ser únicamente de los brazos, es el LIPEDEMA. En este caso no hay acúmulo de líquido sino que se produce un aumento anormal del tejido graso. Se trata de una enfermedad que afecta casi exclusivamente a mujeres y consiste en una acumulación patológica de grasa fundamentalmente en las piernas y/o en los brazos.

El tejido graso del lipedema se reduce muy poco a pesar de dietas y ejercicio

Es una enfermedad poco conocida y de origen todavía en estudio aunque se ha comprobado la participación del componente genético en su aparición así como también un componente hormonal, dado que frecuentemente comienza o se intensifica coincidiendo con un cambio en los niveles de hormonas (pubertad, embarazo, menopausia, toma de píldora anticonceptiva…).

El tejido graso se acumula de manera anormal en las extremidades y responde de manera muy limitada a la realización de dietas estrictas o ejercicio físico aunque sea intenso. Es decir, la paciente no deja de hacer dieta y deporte y a penas observa cambios o resultados eficaces. Se puede decir que las células grasas afectadas por el lipedema están alteradas y no se comportan como las células grasas “normales”.

La evolución natural es que dichas células grasas continúen aumentando de tamaño dando lugar a cambios significativos y desproporcionados entre las extremidades afectadas y el resto del cuerpo. Es decir, nos podemos encontrar con una paciente bastante delgada del tronco pero con un aumento considerable de los miembros inferiores o superiores.

Dolor, pesadez y limitación de movimientos son los síntomas principales del lipedema

Finalmente, el aumento progresivo de tamaño de las células grasas acaba ejerciendo presión en los tejidos adyacentes y empieza a aparecer el síntoma más importante del lipedema que es el dolor. Éste puede alcanzar una intensidad considerable y manifestarse tanto en reposo como con el ejercicio y al caminar. También se intensifica con la palpación de determinadas zonas como la cara interna de las pantorrillas. Otra característica es que la fragilidad de los capilares que están en la zona del lipedema hacen que se puedan romper con fragilidad dando lugar a la aparición de hematomas, incluso sin traumatismo. La pesadez constante en las piernas también acaba siendo un síntoma frecuente.

El diagnóstico y tratamiento debe llevarlo a cabo un médico especialista en lipedema 

En el caso de sospechar que se padece lo mejor es dirigirse a un médico especialista en lipedema, ya que es una enfermedad todavía poco conocida por todos los médicos y podría ser erróneamente diagnosticada y tratada.

El tratamiento es fundamentalmente quirúrgico y es como se consigue realmente eliminar el problema. Se trata de un tipo de liposucción especial específica para el lipedema, ya que el tejido adiposo en esta enfermedad tiene unas características particulares que limitan eliminarlo con la liposucción habitual. De ahí la importancia de contactar con médicos específicamente formados. En espera de esto, las medidas conservadoras que os puedo recomendar  son varias. Una es el empleo de medias de compresión al menos 12 h al día, que sean de compresión linfática tipo II panty completo y realizadas a medida en ortopedias. Con ello puede mejorar discretamente el volumen.

Otra medida básica es realizar ejercicio físico un mínimo de 3 veces por semana. Como esto suele costar debido al dolor producido por la pesadez en las piernas, es muy recomendable los deportes en agua como el aquagym o la natación.

Y por último, como siempre suele ser fundamental, sería llevar a cabo un plan dietético adecuado. Al igual que en los procesos anteriores, hay que seguir una dieta libre de alimentos procesados, azúcares refinados y grasas saturadas. Lo recomendable es reducir los hidratos de carbono lo máximo posible, pero eso no quiere decir no tomar legumbres y no tomar arroz, se trata de reducir su consumo a unas 3 veces por semana y limitar el consumo del pan al desayuno. Lo que hay que eliminar son los hidratos de carbono del tipo de las galletas, bollería, pasta, patatas fritas o zumos industriales. Pero no dejar de tomar patata cocida, legumbres, arroz o cereales integrales. Los frutos secos son ricos en ácidos grasos esenciales, vitaminas y antioxidantes antiinflamatorios, altamente recomendables en el lipedema. La fruta también es rica e vitaminas y antioxidantes. Se debe garantizar una toma de 2-3 piezas al día (moras, arándanos, frambuesas, cítricos, plátano, cerezas, aguacate) evitando las compotas o los zumos industriales.

En general, no hay una dieta específica para el edema, linfedema o lipedema pero sí hay unas recomendaciones básicas y comunes que pasan por llevar a cabo una dieta lo más natural posible, baja en sal y en azúcares refinados y con un aporte adecuado de proteínas, vitaminas, minerales y antioxidantes e hidratación suficiente.

Así hemos visto, que no toda inflamación o hinchazón es sobrepeso sin más y que puede haber detrás una patología más importante. De tal manera que si observamos que nosotros mismos no podemos solucionar el problema, lo más adecuado es acudir al médico para ser derivados al especialista indicado en cada caso.